Con Windows 11, como con todos sus predecesores, formatear suele ser la solución para una gran cantidad de problemas y, por lo tanto, el camino elegido por muchos usuarios que, por la razón que sea, no pueden solucionarlos tomando medidas menores. Recuerdo que un buen amigo, hace ya bastantes años y por el tute que le daba al PC por trabajo, acabó por establecer una política que consistía, en resumidas cuentas, en formatear y reinstalar Windows cada dos o, como mucho, cuatro semanas. De manera preventiva.
Esto es lógico, pues formatear supone eliminar todas las ‘muescas’ que, durante su uso, hemos podido hacer en el sistema operativo. Cada vez que instalamos aplicaciones o dispositivos, realizamos ajustes en la configuración, aplicamos actualizaciones, el sistema va experimentando una leve (aunque en algunos casos no tan leve) degradación que, al final, termina por ser bastante acusada, pues influye de manera más que evidente en el rendimiento del sistema.
Ahora bien, la reinstalación del sistema operativo, aunque ya no es un proceso tan largo y tedioso como en los tiempos de los CD y los discos duros mecánicos (y mejor ni hablar de los de los disquetes), sí que requiere de una preparación previa, la copia de seguridad del contenido que queremos conservar y, claro, la posterior instalación y configuración de las aplicaciones que empleamos habitualmente. Un proceso que no siempre está exento de descuidos y olvidos de los que nos damos cuenta demasiado tarde.
Para hacer el proceso menos traumático, Windows ya cuenta con la función de restablecimiento del sistema, con la que podemos reinstalar el sistema operativo y eliminar las aplicaciones y ajustes de configuración, pero mantener nuestros datos. Esto puede resultar muy práctico, pero aun así nos obliga a la dicha reinstalación de las aplicaciones.
Sin embargo, según podemos leer en Liliputing, Microsoft está probando en Windows 11 una función de formateo que mantiene archivos, aplicaciones y configuraciones, es decir, que lo único que haría es restaurar los archivos de Windows (pero no aquellos de configuración que se hayan visto modificados) a su estado primigenio. Esta función se está probando, de momento, en el canal Canary para los insiders, por lo que todavía es difícil determinar cuándo llegará a la versión estándar… si es que lo hace, claro.
La idea puede ser útil en un tipo de circunstancia muy determinada, y es aquel en el que algún archivo del sistema operativo haya sufrido daños, pero que pese a ello todavía arranca. Sin embargo, si el problema de esa instalación de Windows 11 se relaciona con alguna aplicación instalada o con algún ajuste erróneo en la configuración, es probable que esta solución no logre acabar con el problema. No obstante, llegado el momento lo mejor será probarlo, pues no perdemos nada y es posible que nos dé una sorpresa.