El rendimiento de un determinado sistema operativo es uno de los elementos clave para la mayoría de los usuarios, además de su fiabilidad y estabilidad. Es por ello por lo que Microsoft no para de enviar nuevas actualizaciones y parches para así mejorar su software, corregir errores y parchear las últimas vulnerabilidades. Pero a pesar de la importancia de estos elementos que os comentamos, lo cierto es que también son uno de los mayores hándicaps de la firma en Windows. La principal razón de todo ello es que en ocasiones se envían nuevas actualizaciones y parches que provocan más problemas que soluciones.
Estas actualizaciones las podemos encontrar, dependiendo de su tipo e importancia, de manera mensual, semestral o inesperada. Llegados a este punto cabe mencionar que las últimas actualizaciones opcionales para Windows 10 y 11 lanzadas en enero han generado varios problemas de rendimiento. Esto es algo que afecta al jugar, utilizar todo tipo de programas en el sistema operativo, o incluso abrir carpetas en el Explorador de archivos. Al mismo tiempo, con las actualizaciones del pasado mes de enero, Microsoft introdujo también algunos errores que dañaban ciertas conexiones VPN LT2P, provocaban reinicios del controlador de dominio, e impedían el funcionamiento de Hyper-V.
Además, y como no podía ser de otro modo, todo ello afectó de manera negativa al rendimiento de nuestros equipos basados en Windows 10. Tras la detección de estos errores mencionados, Microsoft publicó actualizaciones no programadas para solucionar estos problemas. Estas mismas correcciones también se incluyeron en las actualizaciones opcionales Para las versiones preliminares del sistema.
-Actualiza para mejorar su rendimiento
Pues bien, ahora merece la pena reseñar que estas actualizaciones opcionales parecen haber solucionado algo más que los errores reportados. Decimos esto porque también se han resuelto importantes problemas de rendimiento causados por las mencionadas actualizaciones del pasado mes de enero. Después de instalar la actualización KB5009543 lanzada en enero, los usuarios de Windows 10 comenzaron a notar que el sistema sufría graves problemas de rendimiento.
En estos se incluían arranques lentos del PC, tiempos de respuesta muy alto al abrir el menú Inicio, lanzar aplicaciones o al ejecutar juegos. En resumidas cuentas, estos problemas de rendimiento afectaban a la mayoría de las funciones básicas del sistema operativo. De ahí que muchos usuarios presentasen quejas agregando que Windows funcionaba más lento después de instalar las actualizaciones.
Para que os hagáis una idea de todo ello, algunos mencionaban que su equipo antes tardaba un par de minutos en arrancar, y tras actualizar empleaba casi media hora. Esta importante bajada de rendimiento también afecta al funcionamiento de algunos juegos o la ejecución de todo tipo de programas. Pero la buena noticia aquí es que en estos momentos podemos confirmar que la instalación de la actualización opcional KB5009596, soluciona los problemas de rendimiento mencionados.
Hay que tener en consideración que como estas actualizaciones son opcionales, muchos usuarios deciden no instalarlas. Por tanto, sus problemas de rendimiento continuarán hasta que lleguen las obligatorias en el martes de parches de febrero. Aquí se incluirán estas correcciones para mejorar el rendimiento de Windows 10. Una vez sabemos todo esto, lo recomendable es acceder a la aplicación de Windows Update instalar la comentada actualización opcional KB5009596 cuanto antes.