Nueva polémica por las últimas actualizaciones de Windows, aunque por suerte en esta ocasión no se han identificado problemas graves. Como sabrán muchos de nuestros lectores, Microsoft aprovecha el segundo martes de cada mes para liberar actualizaciones de seguridad que no introducen nuevas funciones, pero que son fundamentales para corregir fallos y posibles vulnerabilidades.
En teoría, esas actualizaciones de Windows son más sencillas y deberían dar menos problemas que las actualizaciones semestrales, pero lamentablemente es común que ocurra todo lo contrario. Uno de los errores más comunes que se producen con este tipo de actualizaciones es un bloqueo de la instalación o un fallo de la misma, lo que significa que se intenta instalar, pero el proceso no se completa.
Con el parche de diciembre Microsoft volvió a lanzar actualizaciones para Windows centradas en la seguridad y la corrección de errores. Su llegada se produjo hace apenas unos días, pero ya hemos podido confirmar que están dando problemas, y algunos son bastante importantes, como vamos a ver a continuación.
A la lista de problemas ya conocidos, que incluyen fallos de conectividad a través de Microsoft ODBC SQL Server Driver y conflictos entre instalaciones e imágenes ISO con Microsoft Edge Legacy, se suman fallos que impiden crear adaptadores de red en algunos hosts Hyper-V bajo Windows Server. La actualización se identifica como KB5021249, y Microsoft ya ha ofrecido una solución, que pasa por introducir los siguientes comandos en PowerShell con privilegios de administrador:
«$lang = (Get-WinSystemLocale).Name»
«C:\Windows\system32\wbem\mofcomp.exe C:\Windows\system32\wbem\$lang\VfpExt.mfl»
«C:\Windows\system32\wbem\mofcomp.exe C:\Windows\system32\wbem\VfpExt.mof»
Microsoft ha confirmado que está trabajando en una solución que llegará próximamente en un parche, pero no ha confirmado ninguna fecha de lanzamiento, así que ahora mismo lo único que pueden hacer los usuarios afectados es esperar.
Hace unos días actualicé Windows 10 a la versión 22H2, y a los pocos días desapareció una de mis unidades SSD. No era la primera vez que ocurría, pero como solo se había visto afectada una de las que tenía pensé que podría ser un fallo de hardware. Desinstalé la actualización, reinstalé Windows 10 sin eliminar los archivos y todo seguía igual, así que probé el SSD en otro PC y funcionaba, lo que me hizo pensar que algo podía estar mal en mi placa base
Sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula cuando el SSD volvió a funcionar en mi PC al conectarlo de nuevo, todo tras haber regresado a Windows 10 21H1. No os voy a mentir, me está empezando a dar miedo actualizar el sistema operativo, y creo que el tema de las actualizaciones de Windows ya está pasando de castaño a oscuro.