La más reciente actualización del sistema operativo de Microsoft, tenía un problema que estaba afectando a los jugadores y que, en respuesta inmediata hasta averiguar más, los de Redmond habían decidido poner en pausa el despliegue de la actualización, impidiendo de este modo que los usuarios pudieran dar este salto. Personalmente, me pareció la reacción más sensata, pues evitaba que el problema se pudiera extender y afectar a más usuarios que no fueran conscientes de su existencia y decidieran actualizar su sistema operativo.
No era, en realidad, una sorpresa (me refiero al fallo), que en realidad empezó a ser detectado por los usuarios en septiembre, coincidiendo con el lanzamiento de la actualización. Es más, en su momento NVIDIA ya apuntó a este problema, culpando del mismo a los de Redmond, pero no fue hasta mitades de este mes que Microsoft admitió el problema y actuó en consecuencia, al afirmar lo siguiente: «Algunos juegos y aplicaciones pueden experimentar un rendimiento inferior al esperado o padecer el efecto stuttering (parones momentáneos o tartamudeos de la imagen) en Windows 11 22H2″.
En aquel momento, Microsoft también recomendaba actualizar la actualización de juegos y aplicaciones a sus versiones más recientes, ante la posibilidad de que el problema se encontrara, total o parcialmente, en las mismas, y no solo en la actualización del sistema operativo. Sin embargo, que de manera paralela frenara la distribución de Windows 11 22H2 ya apuntaba, en su momento, a la sospecha de que algo había pasado en las tripas del sistema operativo, provocando este problema.
Y hoy sabemos, por una actualización de la incidencia, que Microsoft ha reactivado el despliegue de Windows 11 22H2, tras haber identificado el software con el que se produce este conflicto. Así, el asistente de instalación de Windows previamente comprobará si alguno de los juegos o aplicaciones afectadas está instalado en ese sistema y, en tal caso, impedirá la actualización. De no ser así, y si el equipo se encuentra entre los elegibles para la actualización, sí que se podrá instalar la misma. Eso sí, la actualización puede tardar hasta 48 horas en mostrarse disponible para estos usuarios.
Según podemos leer en la actualización del problema, Microsoft afirma que su razón de ser es que ‘Los juegos y aplicaciones afectados están activando inadvertidamente funciones de depuración del rendimiento de la GPU que no están destinadas a ser utilizadas por los consumidores’, lo que nos hace pensar que los desarrolladores que seguramente hayan empleado dichas funciones durante el desarrollo y las pruebas de su software, deberían haber desactivado las mismas antes de empaquetar y distribuir las versiones finales.
No obstante, también es cierto que esas aplicaciones funcionaban correctamente antes de que llegara Windows 11 22H2, por lo que algo ha debido cambiar en el sistema operativo para que ahora tengan dichos efectos. No obstante, y para los usuarios afectados, Microsoft afirma que está trabajando en una solución que será publicada en una próxima actualización (sin fecha, de momento).