Por otro lado, si los usuarios comunes no son muy diligentes en muchas ocasiones a la hora de actualizar el sistema operativo, las empresas lo son todavía menos, hasta el extremo que Windows 7 sigue siendo más usado que Windows 11 en ese segmento.
Es importante tener en cuenta que estamos comparando Windows 7 con Windows 11, ya que Windows 10 es de largo el más empleado y todavía cuenta con soporte por la vía estándar. Sin embargo, ese no es el caso de Windows 7, que llegó oficialmente a su fin de ciclo a principios de 2020 y cuyo soporte puede ser extendido como mínimo hasta 2023 (con la posibilidad de llegar a 2026) para usuarios profesionales.
Eso sí, que en las empresas se siga usando más Windows 7 que el 11 no significa que todas hayan habilitado el soporte extendido dirigido a ellas. Sin embargo, la situación del último sistema operativo de Microsoft ha mejorado en comparación con hace seis meses, cuando su cuota en ese segmento era inferior al de Windows XP y 8.
Según Lansweeper, la compañía que está detrás tanto de este estudio como el de hace seis meses, ha explicado que en las empresas “solo el 57,26% de las CPU para estaciones de trabajo probadas cumplieron con los requisitos del sistema para actualizar a Windows 11, mientras que el 42,74% no lo hizo. Y aunque la mayoría pasó la prueba de RAM (92,85 %), alrededor del 65 % de los TPM de estaciones de trabajo probados cumplieron con los requisitos, mientras que más del 15 % falló y el 20 % no era compatible con TPM o no lo tenía habilitado.”
“Para las estaciones de trabajo de máquinas virtuales, el pronóstico es menos optimista. La compatibilidad de la CPU es ligeramente inferior al 55,7%. Nuestra investigación muestra que solo el 67,1% tiene suficiente RAM. Para TPM, las noticias son sombrías, solo el 1,33% de todas las estaciones de trabajo virtuales tienen TPM 2.0 habilitado. Esto no es del todo una sorpresa, TPM nunca se ha requerido para Windows y aunque existe TPM passthrough (vTPM) para dar a las máquinas virtuales soporte de TPM, rara vez se usa. Lo que significa que la mayoría de las estaciones de trabajo en máquinas virtuales deberán modificarse para obtener un vTPM antes de que puedan actualizarse a Windows 11”.
Lansweeper insiste, como ya hemos dicho en varias ocasiones, en el mismo obstáculo que muchos se han encontrado. Los altos requisitos de Windows 11, con especial mención al TPM, hace que muchas empresas tengan que invertir en hardware nuevo para poder usarlo, cosa que no ocurre con las anteriores versiones del sistema operativo de Microsoft. Esto también afecta a las soluciones de virtualización, que, dependiendo del caso, hasta no hace mucho no prestaban tanta atención al soporte de firmware debido a que los sistemas operativos seguían funcionando sobre BIOS o como mucho requerían de una configuración básica de UEFI.
Lansweeper ha tomado los datos basándose en aproximadamente 30 millones de dispositivos Windows presentes en unas 60.000 organizaciones, así que la muestra es, al menos en un principio y sobre el papel, bastante grande.