Un cambio de política en Telegram cambiará para siempre la manera de operar la popular aplicación de mensajería. Un anuncio en el canal oficial asegura que entregarán las direcciones IP y los números de teléfono de sus usuarios a las autoridades en un intento de controlar la actividad delictiva en la plataforma. Hay que recalcar que la entrega de datos debe producirse con garantías, es decir, en respuesta a solicitudes legales válidas.
Dando cumplimiento de estos cambios, la empresa declara explícitamente en su página dedicada a las políticas de privacidad lo siguiente: ‘Si Telegram recibe una orden válida de las autoridades judiciales pertinentes que confirma que usted es sospechoso en un caso que involucra actividades delictivas que violan los Términos de Servicio de Telegram, realizaremos un análisis legal de la solicitud y podremos revelar su dirección IP y número de teléfono a las autoridades pertinentes’.
Vale la pena señalar que este cambio de política en Telegram es muy importante, ya que versiones anteriores de su política limitaba el intercambio de información de los usuarios a casos que involucraran a sospechosos de terrorismo. Y nada más.
Hay otros cambios importantes. La divulgación de datos se incluirá en los informes periódicos de transparencia y el servicio podrá recopilar metadatos como la dirección IP, los dispositivos, las aplicaciones de Telegram utilizadas y el historial de cambios de nombre de usuario para abordar el spam, el abuso y otras infracciones incluso más graves.
-¿Es un problema este cambio de política en Telegram?
A nadie escapa que todos estos cambios (como el que vimos de reporte de contenido) se están produciendo tras la detención en Francia de Pavel Durov, fundador y CEO de Telegram, actualmente en libertad con cargos.
Pero, ¿es negativo? No, para la inmensa mayoría de personas. Personas ‘normales’ si nos permites la expresión. El equilibrio entre la libertad de expresión e información, la privacidad y el respeto al prójimo nunca ha sido sencillo, pero en la era de la conectividad y las redes sociales se está convirtiendo en misión imposible.
La gentuza en Telegram abunda, como en todas las redes sociales, y sus propietarios se han dedicado a hacer negocio y no a moderar y controlar las actividades ilegales. De ello se acusa a Pavel Durov, de no hacer nada (o muy poco) para impedir las grandes amenazas de la plataforma, las campañas de odio y/o desinformación al refugio de pederastas, pasando por el blanqueo de capitales, tráfico de drogas, piratería de software y más.
Pero somos muchos más los ‘normales’ y respetuosos con las normas y personas. Amamos Telegram y de hecho lo usamos profesionalmente para ofrecerte canales de seis de nuestros portales, desde MC a MCPRO pasando cómo no por muylinux donde lo iniciamos. Hemos defendido la plataforma cuando se ha tratado de medidas absolutamente desproporcionadas, pero el caso de Francia contra Telegram tiene fundamento y los cambios en la política de uso son necesarios, aunque impliquen a la privacidad.