Se trata de un mecanismo introducido hace muchas versiones que tiene como objetivo que las actualizaciones OTA se realicen en segundo plano, sin interrumpir al usuario y con reinicios que no lleven más tiempo de lo habitual.
En caso de haber un error que impida la correcta realización de la actualización o su arranque tras instalarla, se llevará a cabo un proceso automático de rollback para que el usuario pueda seguir arrancando la misma versión del sistema que le ha estado funcionando correctamente. Las actualizaciones del sistema A/B fueron introducidas en Android 7 y, simplificando mucho, se basan en un esquema en el que hay particiones inactivas y activas. Cuando el usuario recibe una actualización OTA de Android en un dispositivo que tiene habilitado dicho mecanismo, esta se aplica en segundo plano sobre el conjunto de particiones inactivas hasta completarse.
Luego, en el proceso de reinicio, el conjunto de particiones inactivas pasa a estar activa y viceversa, permitiendo así el inicio de la última imagen del sistema instalada a la vez que la anterior queda como respaldo.
Sin embargo, el sistema de actualización arrastra el inconveniente de que se apoyan en la redundancia integrada en el diseño del esquema de partición A/B, un aspecto que terminó limitando mucho su adopción por parte de los OEM debido al espacio de más que requería. Para al menos reducir dicho inconveniente, Google introdujo en Android 11 un esquema partición A/B virtual que se basa en la función de particiones dinámicas ya presente en la versión 10 del sistema operativo.
A diferencia del esquema inicial, que se apoya en particiones normales con un tamaño fijo, el virtual emplea particiones que se pueden crear, redimensionar y destruir de forma dinámica durante el proceso de actualización. Eso es posible gracias a la adición de una nueva “súper partición” cuyo tamaño viene establecido de fábrica, pero que permite dentro de ella crear particiones dinámicas hasta ocupar el mismo espacio. Por lo demás, el proceso de actualización debería de realizarse de la misma manera, ofreciendo al usuario mecanismo más desatendido y seguro para actualizar el sistema operativo.
Y aquí llegamos al punto actual, con Google exigiendo la adopción del esquema de partición A/B virtual en Android 13 si los OEM quieren recibir la licencia Google Mobile Services (GSM). Desde la aparición de los smartphones Pixel en 2016, el gigante del buscador ha ido puliendo las actualizaciones continuas para al menos reducir sus desventajas.
Los OEM podrán seguir empleando el esquema tradicional que requiere de acceder al entorno de recuperación para parchear el sistema operativo, pero si deciden seguir esa senda, no recibirán la licencia de GSM.
A pesar de los claros beneficios que aporta el sistema de actualización continua de Android, la informática de consumo siempre se ha movido bajo parámetros muy conservadores, así que ni siquiera un OEM tan importante como Samsung lo ha adoptado todavía.
Sin embargo, si el modelo está lo suficientemente maduro, los fabricantes de móviles no tienen excusas reales para no implementarlo. Por si no había quedado claro, el requisito de la licencia GSM se aplicaría para dispositivos que venderían con Android 13 como sistema predeterminado.