La memoria GDDR7 será una de las innovaciones más importantes que veremos en las próximas generaciones de tarjetas gráficas de NVIDIA y AMD, y según las últimas informaciones estará integrada en las GeForce RTX 50 y Radeon RX 8000, dos series que, si todo va según lo previsto, llegarán al mercado entre finales de 2024 y principios de 2025.
Esas fechas que os he dado son una estimación, pero tienen una base sólida, ya que normalmente NVIDIA y AMD mantienen cada generación en el mercado durante dos años, aproximadamente, así que lo normal sería que las sucesoras de las GeForce RTX 40 y Radeon RX 7000, lanzadas en 2022, llegasen en esa franja temporal.
El uso de memoria GDDR7 permitirá aumentar de forma considerable el ancho de banda de esa nueva generación de tarjetas gráficas, y sin necesidad de utilizar buses de memoria más anchos. Por si alguien se ha perdido os lo explico de una manera sencilla, la memoria GDDR6 ha alcanzado una velocidad máxima de 20 GHz (20 Gbps de ancho de banda), mientras que la memoria GDDR7 llegará a una velocidad de 36 GHz (36 Gbps de ancho de banda) y tocará techo en los 50 GHz (50 Gbps).
Por ejemplo, una tarjeta gráfica con memoria GDDR6 a 20 GHz y un bus de 384 bits tendría un ancho de banda de 960 GB/s, mientras que una tarjeta gráfica con memoria GDDR7 a 36 GHz y un bus de 256 bits alcanzaría los 1,15 TB/s, es decir, tendría un ancho de banda mayor a pesar de contar con un bus de memoria inferior. Si utilizamos GDDR7 a 36 GHz y un bus de 384 bits el ancho de banda total sería de 1,7 TB/s.
Cabe la posibilidad de que tanto NVIDIA como AMD opten por limitar el uso de este tipo de memoria a sus tarjetas gráficas más potentes, algo que tendría sentido sobre todo de cara a reducir costes en modelos de gama media, donde prima más el valor precio-prestaciones, y donde el ancho de banda no resulta tan importante porque están diseñadas para ejecutar juegos a resoluciones menos elevadas.
El ancho de banda es un factor determinante en el rendimiento que puede ofrecer una tarjeta gráfica, así que cabe esperar que el salto a la memoria GDDR7 permita un salto importante en términos de potencia bruta que, al final, será beneficioso tanto para los amantes del gaming como para los que utilizan sus equipos para trabajar con aplicaciones exigentes que tienen una marcada dependencia de la VRAM.