Es cierto, (no podemos negarlo) que Microsoft nos ha dado muchos motivos para desconfiar de sus actualizaciones. Por ejemplo, en la era de Windows 7, Windows 8 y hasta Windows 10, los problemas con cada parche de seguridad, o de características, eran incontables.
Sin embargo, poco a poco se ha ido depurando este problema, y ahora mismo las actualizaciones para Windows 10, y sobre todo para Windows 11, suelen salir mejor. Pero hay mucha gente que se ha atado en el pasado y ahora decide que no quiere actualizar su ordenador, con los riesgos que eso supone.
Es fácil encontrarnos frases como «me espero a los siguientes parches» o «yo no quiero que Microsoft me use como betatester para probar sus actualizaciones». En estos casos, los usuarios generalmente suelen desactivar las actualizaciones automáticas para evitar que se bajen e instalen automáticamente. Sin embargo, el remedio es peor que la enfermedad muchas veces. Y esto se tiene que acabar.
-Los problemas de no actualizar el PC
Es cierto que, a veces, las actualizaciones de Windows pueden llegar con errores. Nosotros mismos hemos recomendado en alguna ocasión que, si experimentamos los problemas, es mejor esperar. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estos problemas son cada vez menos frecuentes. Hablamos de fallos muy puntuales que afectan a componentes concretos (por ejemplo, una impresora muy antigua), y que, casi con toda seguridad, no nos vaya a afectar. A no ser, claro, que hayamos instalado una versión modificada del sistema, o un parche para saltarnos los requisitos.
Si no actualizamos Windows, para parecer más listos que los demás, en realidad estamos demostrando lo contrario. Estamos exponiendo nuestro PC a ataques informáticos, ya que cada actualización mensual corrige más de 100 vulnerabilidades, varias de ellas incluso críticas. Y no solo eso, sino que, aunque algunas veces aparezcan nuevos errores, las actualizaciones también corrigen otros fallos para garantizar el correcto funcionamiento del PC.
-No solo Windows, también programas
Pero el sistema operativo no es lo único que debemos actualizar. Todo el software que tenemos instalado en el PC también debería estar siempre en la última versión. Y tampoco podemos olvidarnos de los drivers del PC, así como de la BIOS, aunque estos dos elementos son ya para usuarios avanzados.
VLC es un claro ejemplo de lo importante que es actualizar. El reproductor del conocido cono lleva mucho tiempo sin innovar, pero cada poco tiempo lanza nuevas versiones repletas de correcciones de seguridad, las cuales, si no parcheamos, acabarán poniéndonos en peligro. LibreOffice es otro ejemplo de programa que se actualiza periódicamente para corregir errores y problemas en sus programas ofimáticos, además de solucionar vulnerabilidades.
Incluso tenemos a Kodi, otro gran ejemplo de programa que suele llegar repleto de errores desconocidos que, poco a poco, se van solucionando gracias a los reportes de los usuarios. Si no actualizamos estos programas no solo estaremos en peligro y podrán atacar nuestro PC, sino que tampoco podremos disfrutar de las últimas características de seguridad.
Muchos desarrolladores, como Google con Chrome o Mozilla con Firefox, han optado por incluir motores de actualización en segundo plano que se encargan automáticamente de analizar los programas instalados y bajar e instalar las nuevas versiones sin que el usuario sea consciente de ello. Simplemente con cerrar y abrir el programa, automáticamente estaremos en la última versión, funcione bien o no.