El SSD que presentó Micron va prometer acabar con los HDD tradicionales

Hace pocos el gigante estadounidense de los semiconductores lanzó una tarjeta microSD de 1,5 TB, la mayor de su clase, y ahora Micron ha anunciado que tiene un SSD que usa la misma tecnología de entonces para crear una memoria realmente fiable.

El SSD en cuestión se llama Micron 5400 y es el sucesor directo del Micron 5300, lanzado en octubre de 2019, que utilizaba una NAND de 96 capas. Como tal, la 5400 es más bien una evolución de la 5300, ya que mantiene el mismo factor de forma, conector, capacidades y rendimiento.

Ambos comparten incluso la misma velocidad de lectura secuencial de 540 MB/s, el MTTF (tiempo medio hasta el fallo) de tres millones -que según Micron es un 50% más que la media del sector- y la garantía de cinco años. Aquí la mejor guía de SSD de todo internet.

El Micron 5400 se presenta en un diseño M.2 o de 2,5 pulgadas con puerto SATA, con tamaños que van desde los 240 GB hasta los 7,68 TB (muy lejos de los 200 TB). La compañía aún no ha revelado el precio de estos SSD, pero no deberían estar fuera de lo que ofrece ahora el mercado.

Al igual que su predecesor, el objetivo claro del 5400 serán las unidades de disco duro de 2,5 pulgadas heredadas (HDD) que son tan populares en los centros de datos y que tienen una alta velocidad de rotación y un alto OPEX (ya sea debido a fallos o al consumo de energía/disipación).

Habrá tres versiones de la unidad: de arranque, Pro y Max. Esta última está optimizada para un uso mixto, ofreciendo una resistencia mucho mayor (escrituras de la unidad por día) en comparación con las SKU Pro, que están más orientadas a escenarios de lectura intensiva.

Las SSD 5400 Max ofrecen una resistencia hasta 3,33 veces superior. No debería sorprender que la 5400 siga tan de cerca a la 5300, a pesar de las enormes mejoras en la capacidad de almacenamiento y el rendimiento en los últimos tres años.

SATA sigue prevaleciendo en una gran parte de los centros de datos y el empleo de esta tecnología madura permite a las empresas prolongar la vida de las plataformas SATA y amortizar aún más sus infraestructuras, de ahí que aun veamos este vetusto conector.