Hace solo unos días ya te adelantábamos que Intel Raptor Lake-S apunta a un incremento de rendimiento de doble dígito con respecto a la generación actual, la duodécima, de Intel Core. Y aunque todavía tendremos que esperar unos meses para su presentación oficial y su llegada al mercado, las informaciones que nos van llegando al respecto no solo nos confirman esa teoría, sino que incluso nos permiten cuantificarla. Y, de cumplirse lo predicho, el salto puede ser espectacular.
Y es que, según podemos leer en Wccftech, los procesadores de la decimotercera generación de Intel Core podrán ofrecer hasta un 15% de mejora de rendimiento por subproceso, que e incrementaría hasta un espectacular 40% en multihilo. Este incremento sería la consecuencia del montaje de los nuevos núcleos Raptor Cove, pero también de algunas mejoras introducidas por Intel en los Gracemont, es decir, los de eficiencia, que también sumarían un extra de rendimiento que contribuiría a ese 40% de mejora en multihilo.
Adicionalmente, claro, también debemos tener en cuenta que para el chip insignia de Raptor Lake-S, el Intel Core i9-13900K, la compañía habría optado por ocho núcleos de alto rendimiento (Raptor Cove) acompañados por nada menos que otros 16 núcleos de eficiencia (Gracemont), arrojando así un total de 32 hilos, frente a los 8+8 (con un total de 24 hilos) que encontramos en el Intel Core 9-12900K. Un incremento de ocho núcleos y ocho hilos que, sin duda, se mostrará en el multihilo. Un conjunto al que, además, debemos sumarle los hasta 68 megabytes de memoria caché L2+L3 que podrían llegar con Raptor Lake-S.
Un aspecto llamativo de dicha información es el que hace referencia a hipotéticas mejoras en los núcleos Gracemont, junto a la mención de que tanto estos como los de rendimiento experimentarán un incremento (no muy acusado, eso sí) en sus frecuencias de reloj. ¿Habrá conseguido Intel exprimir algo de rendimiento de los núcleos de eficiencia sin que esto afecte a su consumo ni a la temperatura que generan?
De ser así, por tenue que sea dicho incremento, personalmente pienso que sería una muestra más de que la apuesta de Intel por el modelo híbrido, y especialmente por poner el foco en la eficiencia, es todo un acierto, que por otra parte es algo que ya llevamos años viendo en la arquitectura ARM.
Algunas voces, aunque pocas de momento, apuntan a que el salto de rendimiento que supondrá Raptor Lake-S frente a Alder Lake-S, que a su vez también supuso un salto tecnológico muy importante frente a la undécima generación, podría urgir a AMD a acelerar su calendario. Y no, no me refiero solo al adelanto de los Ryzen 7000 con Zen 4 al tercer trimestre de este año, sino a planes más ambiciosos, no solo de car al Raptor Lake-S, sino también a Meteor Lake-S, que verá la luz en 2023, poniendo a los de Santa Clara contra las cuerdas.
Así, los rumores apuntan a que Zen 4 llegará semanas o meses antes que Raptor Lake-S, y que AMD podría intentar acelerar la llegada de Zen 5 para 2023, a tiempo para competir con con la decimocuarta generación de Intel. Si 2021 fue un año muy interesante en lo referido a los procesadores, parece que 2022 y 2023 tampoco se van a quedar cortos.