Pionero argentino en internet y faro de cultura, entretenimiento interacción digital durante 20 años: Este cruceño ahora anuncia con la última versión definitivamente online la despedida de la Mar del Plata. ‘Taringa’ está cerrando, y se va a observar en alguna forma la larga sombra del sol en la era de los años 2000.
La plataforma, que en un momento dado fue el tercer sitio más visitado de Latinoamérica, ve ahora cómo el implacable avance en nuevas redes sociales y tendencias de consumición del contenido en línea se van acercando inexorablemente hacia ella.
-Prehistoria y descendencia: ¡La metamorfosis de Taringa!
Desde su inicio a principios del presente milenio, ¡Taringa! se convirtió en un bastión de la libertad de expresión: un lugar donde fluían sin barreras la intercambio y creatividad entre ideas.
Usuarios de todo el continente se juntaban para compartir contenidos, debatir y establecer conexiones, creando una comunidad vibrante y diversa.
Sin embargo, la plataforma ha pasado por dificultades para mantenerse relevante en medio de los gigantes tecnológicos y una audiencia en constante búsqueda de innovación.
-¡El porqué del cierre de Taringa!
¡Programado para el 24 de marzo, el cierre de Taringa! no es sino un signo de que, en línea con las tendencias actuales, el ecosistema digital continuamente se renueva.
La gerencia lamento ver que, a pesar de sus esfuerzos incesantes para adaptarse, ofrecer un lugar único de monetización y libertad en línea, no lograron resistir el peso de la nueva era digital y las cambiantes preferencias de los internautas.
Decir adiós marca un momento importante para reflexionar sobre el impacto del cambio en comunidades en línea.
¡Mientras Taringa! bajan el telón, queda la memoria de un sitio que fue algo más que una plataforma digital; fue un fenómeno cultural, un archivo de creatividad colectiva.
Su virtud consistía en combinación a recuerdos del pasado y se ha convertido ya en testamento de lo que la tecnología podría hacer para vincular a los seres humanos con su herencia del milenio en curso.
Su legado, impregnado de memes, debates y momentos históricos de la internet, perdurará como un recordatorio de los tiempos en que una página web podía ser el epicentro de una revolución digital.