Canonical trabaja desde hace tiempo en un nuevo instalador para Ubuntu construido con Flutter, el SDK Open Source de Google para la construcción de aplicaciones gráficas multiplataforma, y apoyado en Subiquity, el instalador de Ubuntu Server que actúa de backend. Hace año y medio le echamos un vistazo para descubrir que tenía sus virtudes, pero que también le faltaba mucho para su uso en producción. Viendo que el futuro instalador tiene opciones de estar por defecto en Ubuntu 23.04, hemos decidido volver a ponerlo a prueba para ver si realmente ha mejorado lo suficiente, si bien la última palabra siempre la tendrá Canonical.
Podemos decir que el futuro instalador de Ubuntu ha mejorado mucho y ahora ofrece una experiencia bastante limpia con los gráficos, aunque al menos sobre GNOME Boxes (versión Flatpak sobre Fedora Silverblue 37) tarda un poco iniciarse. Además, hemos visto que ahora hay un particionador manual, el cual tiene una pinta muy similar al de Ubiquity, pero aparentemente un poco más sencillo.
Cuando se abre la aplicación de instalación, lo primero que aparece es la ventana de bienvenida y la elección del idioma. La barra de título no muestra lo que de manera completa la frase “Instalar Ubuntu”, que en inglés sí aparece correctamente. Afortunadamente, ese detalle no entorpece la usabilidad.
El segundo paso es un clásico de la distribución: la selección entre probar Ubuntu o proceder a instalar el sistema. En este caso, y viendo la distribución que es, creemos que las explicaciones sobran. El tercer paso es otro clásico, ya que aparecen las distribuciones de teclado con la posibilidad de probarlas.
El cuarto paso consiste en elegir la conexión a la red mediante la cual se quiere apoyar la instalación para descargar paquetes, aunque también es posible indicar que uno no se va a conectar ahora. Entre las opciones está la posibilidad de seleccionar una conexión mediante Wi-Fi, cosa que no hemos podido utilizar debido al entorno empleado.
En el quinto paso el usuario se encuentra con la selección entre la instalación normal y la mínima, además de poder indicar opcionalmente si quiere proceder a instalar drivers adicionales y/o el soporte de multimedia. El sexto paso permite borrar todo el disco para instalar Ubuntu o si se prefiere acceder al particionador manual.
Tras terminar el particionado manual se llega al resumen de los cambios para proceder a la instalación. Llegados a ese punto, no viene mal recordar que, si se va instalar Ubuntu 23.04 (o cualquier otro sistema operativo) en una máquina física, es muy recomendable realizar antes una copia de seguridad de los datos, y más en un caso como este, en el que hemos procedido a formatear el disco.
El paso de la ubicación tiene la peculiaridad de ser más preciso con el nuevo instalador de Ubuntu, ya que permite seleccionar una más exacta para establecer la fecha y la hora. Después aparece la configuración del primer usuario, que no tiene ningún misterio.
Los pasos restantes son la elección entre el tema Claro y Oscuro, el seguimiento del progreso de la instalación y la pantalla final, que deja elegir entre reiniciar la computadora o apagarla.
Tras completarse el proceso de instalación y reiniciar, aparece la ventana de bienvenida de Ubuntu, que permite configurar cosas como las cuentas en línea, la telemetría y los servicios de ubicación. A partir de aquí no hay nada que sea desconocido por la mayoría del público linuxero.
Veremos si el nuevo instalador consigue llegar a Ubuntu 23.04, aunque por ahora parece que así será. En nuestra experiencia podemos decir que ha mejorado mucho en comparación a hace año y medio y ahora cuenta con un particionador manual, cosa que no tenía en aquel momento. Los que estén interesados en probarlo pueden obtenerlo a partir de aquí: