Está claro que la guerra de Ucrania ha traído consigo diversos problemas colaterales que ha afectado a la economía de todo el mundo, aún resentida por la pandemia de hace dos años. Pasarse a Linux en tu ordenador puede ser una gran medida para ahorrar, aunque parezca algo ilógico de primeras. Veamos cómo puedes ahorrar usando este sistema operativo alternativo a Windows y Mac OS.
No solo ahorraremos en el coste del sistema operativo ya que, sí, Windows tiene coste inicial al igual que Mac OS y que pagas con el precio del equipo. Los precios de la luz y el gas no acompañan, pero veamos cómo puedes evitar ciertos gastos adicionales con el ordenador utilizando el sistema operativo open-source del pingüino Tux.
-El sistema operativo y la mayoría de apps son gratis
En la mayoría de ocasiones nos encontramos con distros Linux que son gratis y vienen con software gratuito de ofimática y uso general, con sus actualizaciones de software y seguridad. También sucede con muchos programas adicionales como LaTex, software de astronomía o incluso de edición de vídeo.
Evidentemente necesitaremos invertir tiempo en hacer el cambio y aprender a usar las nuevas aplicaciones, y todo ello tiene una curva de aprendizaje. Pero una vez pasado ese tiempo, estarás rodando siendo tan eficiente como antes y siendo mucho más versátil.
-Tu ordenador no se quedará obsoleto tan rápido
Correr Linux en tu ordenador puede suponer que sigas utilizando tu equipo el tiempo que quieras. No entras en la rueda de esa limitación, muchas veces artificial no porque el hardware no pueda moverlo, por la que los desarrolladores de software declaran el fin de vida de un software. Linux seguirá ofreciendo actualizaciones al equipo hasta que decidas cambiar el mismo por falta de potencia o porque pase a mejor vida.
Los PCs o Macs son ordenadores por los que Microsoft y Apple decide dejar de ofrecer actualizaciones de software al cabo de unos años y eso no implica que no sean máquinas perfectamente capaces.
-Puedes revitalizar tu viejo PC
Guste o no, Linux tiene requisitos del sistema más modestos y no hay una licencia de producto como tal para la mayoría de distros, por lo que puedes instalarlo en máquinas antiguas. Esto, claramente, abre un mundo de posibilidades, es decir, si tu portátil va medio arrastrándose con Windows, es probable que con Linux pueda funcionar de manera más suelta.
De hecho, te sorprenderías de lo bien que puede funcionar un PC de hace 10 años si le cambias el disco duro por un SSD, añades más RAM e instalas una distro ligera de Linux. Si cambias el SSD y RAM en un PC con Windows notarás la diferencia también, claro está, pero la diferencia en rendimiento es palpable en ese mismo caso con Linux.
-La compra de segunda mano cobra sentido
Siguiendo la última parte del motivo anterior, no es necesario que tengas un PC antiguo o que compres un ordenador nuevo para disfrutar de Linux y la soltura con la que se maneja en máquinas antiguas.
Puedes hacer una compra de un ordenador de segunda mano por muy poco dinero, o heredar alguno de familiares y amigos que no lo quieran porque está obsoleto y darle una nueva vida con Linux. De hecho, el kernel de Linux suele tener un soporte más maduro para PCs antiguos por lo que seguramente tenga un resultado mucho más estable que usar Linux en máquinas de última generación.
-No necesitas pagar por más características
Muchas aplicaciones actuales vienen con el típico esquema de funcionalidades básicas gratis, pero si quieres las avanzadas tienes que pasar por el aro de un sistema de suscripción. Esto, de primeras puede parecer poco dinero, pero si multiplicas los meses que llevas pagando, podrías llevarte las manos a la cabeza si lo comparamos con un sistema tradicional de licencia.
La mayoría de aplicaciones Linux llegan con funcionalidad completa. Es cierto, que algunas de ellas tienen plug-ins o extensiones, pero también suelen ser gratis o de pago único. Cuando pruebas un programa en Linux, puedes explorar las funcionalidades al completo para ver si te encaja y a posteriori puedes seguir usándolo y elegir si donar o no al desarrollador o grupo de desarrolladores del mismo.
-Protección ante compañías que desaparecen, y su software también
A lo largo de los años hemos visto que las compañías que han desarrollado un software han desaparecido. Algunas han pasado por reestructuraciones, o incluso han integrado anuncios y seguimiento del usuario debido la adquisición de la compañía matriz.
Linux ofrece un buen grado de aislamiento de este tipo de movimientos del mercado. Es más complicado que una aplicación open-source se desvanezca dado que cualquier desarrollador podría crear un fork del mismo desde el código fuente y continuar el proyecto original.
Algunos proyectos se quedan sin mantenimiento si nadie continúa el desarrollo, pero siguen estando disponibles si quieres instalarlo desde los repositorios de las distribuciones de Linux, esperando a ser descargados e instalados, o simplemente compilados desde el código fuente. Canonical y Ubuntu se embarcaron en Unity y Ubuntu Touch, pero como no resultaron viables económicamente lo dejaron de lado, hoy día puedes seguir utilizándolos.
-Linux y la privacidad, mantén tus datos en local
Muchas aplicaciones han pasado de ser aplicaciones completamente locales a la nube y a hospedar tus datos en un servidor que no sabemos ni donde está localizado.
Esas aplicaciones cambian habitualmente el modelo de negocio a suscripción mensual y extras por espacio adicional en la nube. Curiosamente la mayoría de servidores web que hospedan esos servicios son Linux. Y las versiones de escritorio de Linux suelen correr las aplicaciones en local, es decir, todo lo que se salva, se salva en tu máquina. Y más con el Linux kernel 6.0.
Es cierto que se pueden tener copias de seguridad en la nube, si quieres, por prevención de fallos de hardware, pero la mayoría de apps Linux están preparadas para correr en local, y por tanto tus datos no están pululando por servidores de terceros. En resumen, Linux trae consigo ventajas como es reaprovechar máquinas antiguas, ahorrarnos costes de licencias y tener a mano un repositorio de software disponible para casi cualquier función sin tener que soltar un euro.