Como todos los meses, Steam publica los resultados de su encuesta de hardware que nos permite saber, más o menos, cuáles son las tendencias en cuanto a hardware, y software, entre los jugadores. Podemos ver que Intel y NVIDIA reinan frente a AMD, y que los 8 GB de memoria RAM y gráficas de gama media son las reinas entre los jugadores. Pero también podemos ver cómo va cambiando el uso de los sistemas operativos. Y, para sorpresa de todos, Windows 11 está creciendo mucho más de lo esperado entre estos jugadores.
En esta última encuesta, más del 45% de los jugadores ya han actualizado a Windows 11 y están jugando usando este sistema operativo. Es cierto que Windows 10 sigue por delante de él (con un 51%), pero mientras que este sistema ha perdido un 3.38% de jugadores en un mes, Windows 11 ha ganado un 3.58%. Por otro lado, Linux y macOS han perdido usuarios en global, aunque su pérdida es mínima, con un 0.04% y 0.03% respectivamente.
-¿Merece la pena Windows 11 para jugar?
Que Windows 11 crezca y gane usuarios no solo es una buena noticia, sino que es algo también lógico. Todos los nuevos ordenadores que se venden ya vienen con este sistema operativo. Y con la sombra del fin de soporte acechando en la esquina, poco a poco los usuarios van actualizando a este sistema.
Sin embargo, ¿realmente es un buen SO para jugar? Vamos a analizarlo. Está claro que Microsoft y los juegos van de la mano, tanto en Xbox como en PC. La Xbox utiliza una versión de Windows 11 modificada, por lo que los juegos están optimizados para este sistema, y los jugadores de PC, por supuesto, se benefician de ello.
También debemos tener en cuenta que Windows 11 tiene APIs que permiten mejorar los juegos de PC, como DirectStorage, Auto-HDR o el RayTracing de DirectX. Y poco a poco los juegos se van optimizando para Windows 11, dejando Windows 10 en segundo plano, por lo que también es otro motivo para instalarlo si estamos pensando en usar el ordenador para jugar. La seguridad es también otro factor importante, ya que no queremos que nos hackeen mientras estamos echando una partida.
Pero también, Windows 11 tiene algunos inconvenientes. Por ejemplo, los requisitos tan estrictos hacen que muchos usuarios ni siquiera se lo planteen, porque sus ordenadores no lo soportan. Y a eso le debemos sumar que, por norma general, consume muchos más recursos que Windows 10, por lo que los juegos pueden ir más lentos y tener menos FPS mientras jugamos.
Incluso, debido a las funciones de seguridad de Windows 11 basadas en la virtualización, hay juegos que funcionan mejor en 10 que en el nuevo sistema de Microsoft. Si solo vamos a usar el ordenador para jugar, Windows 10 puede ser una excelente opción, incluso cuando se quede sin soporte.